La comunidad homosexual reclama en Chile un trato diferente de los medios de comunicación, cansada de ser objeto de discriminación, conmiseración y sensacionalismo o materia de análisis para los «expertos».
El actor Roberto Pablo fue el primer homosexual que compareció como tal, «dando la cara» en un programa de televisión en este país en junio de 1992, y su experiencia fue a la vez terrible y liberadora, según recuerda hoy.
Pablo rompió así el formato habitual de la televisión de presentar a gays y lesbianas envueltos en penumbras o con procedimientos de distorsión de imagen y de voz, para mantenerlos en el anonimato y rescatar sólo sus testimonios.
«Tuve pánico. Había mucha expectación por ver a un maricón que iba a hablar en la tele. Me sentí ante un pelotón de fusilamiento sin saber si me dispararían con balas de verdad o de fogueo y si me consideraban ‘culpable’ o ‘inocente»‘, recordó.
Al terminar el programa debió increpar al director que, sin advertir que el audio hacia el estudio estaba abierto, ordenó a uno de sus asistentes que acompañara a Pablo hasta la salida «para que nadie le agarre el culo».
«No obstante ese incidente, me sentí libre. Me sentí digno de mí, porque pasaba a ser la cara de los que no se pueden mostrar y la voz de los que no pueden hablar», dijo este licenciado en Arte y director de la revista del colectivo homosexual Lambda.
Pablo fue uno de los participantes en el foro-panel «Opinión Pública y Homosexualidad», realizado a fines de agosto en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile sin que los grandes órganos de prensa se interesaran en cubrirlo.
«Uno está expuesto a que le pregunten solamente por su ‘triste vida’. La visibilidad homosexual siempre ha sido morbosidad en los medios de comunicación», dijo Pedro Lemebel, un connotado escritor y cronista.
En la relación con los medios está también el debate sobre «el tipo de ciudadanía de los homosexuales», señaló Gabriel Guajardo, de la Corporación Chilena de Prevención del Sida, una de las dos organizaciones que convocó al foro-panel.
El otro convocante fue el Movimiento Unificado de Minorías Sexuales (MUMS), que representa la conjunción del colectivo Lambda con el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), el grupo de mayor activismo en este ámbito.
Rolando Jiménez, uno de los fundadores del Movilh, señaló que los prejuicios de los medios de comunicación hacia las minorías sexuales reflejan la discriminación de que éstas son objeto desde diversos frentes, como la religión y el Estado.
Estas visiones se han generalizado. Según una encuesta de la Fundación Ideas, 45,2 por ciento de la población chilena adulta considera que la homosexualidad debe ser prohibida, «pues va contra la naturaleza humana», indicó Jiménez.
En ese mismo estudio de opinión pública, realizado en 1995, «70,6 por ciento indicó que los médicos deberían investigar más las causas de la homosexualidad para evitar que sigamos naciendo», agregó el dirigente del Movilh.
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales recogió en 1997 opiniones de 16 padres de hijos varones, y uno de ellos aventuró la hipótesis de que la homosexualidad se originaría en estimulaciones anales a los bebés cuando las madres los mudan.
La expresión más violenta en los medios de comunicación de los prejuicios hacia los homosexuales se expresa en los tratamientos sensacionalistas, y consisten en destacar la condición de gay o lesbiana cuando está asociada a hechos delictivos.
«Gay viola a menor» es un titular frecuente en la prensa amarilla, pero nunca se dice «Heterosexual abusa a colegiala», pese a que el mayor número de atentados y maltratos sexuales es obra de «gente normal», se señaló en el foro-panel.
Fernando Muñoz, quien dirige un programa radial, coincidió con los otros panelistas en criticar los llamados tratamientos «serios» del tema de la homosexualidad en los medios, «que tratan de entendernos y explicarnos».
Así, es común ahora que los homosexuales sean invitados a programas de conversación en la TV, donde se les pide entregar el testimonio de su vida, para que en algún momento se les haga la consabida pregunta: ¿Cuándo te diste cuenta de que eras gay?
¿Tu crees que el homosexual nace o se hace?, es otro de los interrogantes que se repiten en estos programas, dentro de lo que Pablo califica como un «espectáculo burdo» que los medios montan a propósito de las minorías sexuales.
«Se nos hace comparecer con nuestros testimonios para que luego hablen los ‘expertos’, los sicólogos, los sociólogos, médicos y sacerdotes, cuando en realidad los únicos expertos en esto somos los que sufrimos la discriminación», dijo Muñoz.
Para este animador radial y sociólogo, los medios incorporaron en el último tiempo el tema de la homosexualidad al mercado, ya que es un mecanismo para captar audiencia. «Pero el mercado nunca ha sido liberador, ni lo será», advierte.
Muñoz postula que se debe ejercer otro tipo de comunicación, desde los sujetos hacia la sociedad, que enfrente la moral conservadora de Chile bajo la premisa de que «la liberación de la sexualidad pasa por la liberación de la homosexualidad».