El 31 de mayo de 2004, hace un año, la Corte Suprema, en un fallo demayoría, quitó la tuición de sus tres hijas a una madre lesbiana -mi pareja, Karen Atala, jueza. Una mujer que, me consta, es un modelo de rectitud y la mejor madre que cualquier hija o hijo pudiera tener.
En conmemoración de esta triste fecha, «Las Otras Familias» y un grupo de activistas guardaremos un minuto de silencio en repudio por una decisión judicial que marcó con tanta crueldad la vida de tres pequeñas niñas y de su madre, cuyo único delito es vivir plenamente su orientación sexual.
El fallo es la punta visible de un fenómeno que recién asoma en la opinión pública chilena. La verdad de miles de lesbianas y homosexuales que viven esquivando la discriminación, la censura y la conculcación de sus derechos civiles. Desde el artículo 373 del Código Civil hasta la negación de maternidad lésbica que contiene dicho fallo…
Las lesbianas y homosexuales vivimos en una sociedad que nos reprime cruelmente. Hasta la peor de las delincuentes es recluida con sus propios hijos en la cárcel, donde los niños crecen rodeados de criminales. Pero basta que una mujer se niegue a ocultar su condición de lesbiana para que se rasguen vestiduras por los derechos de los niños a vivir en ambientes heterosexuales que, como todos sabemos, no son ninguna garantía para el buen desarrollo infantil. Son las familias heterosexuales las autoras de las más grandes atrocidades hacia esos niños: la pedofilia, el maltrato, el abandono.
Las lesbianas y homosexuales de Chile seguimos esperando algún pronunciamiento de los parlamentarios, del gobierno, del Estado, de los precandidatos. Pero todos ellos guardan un pudoroso silencio. Emma de Ramón. Doctora en Historia. Directora Ejecutiva de «Las Otras Familias», Asociación de Madres Lesbianas de Chile.