…Parece que todxs lxs que pasaban por allí se habían puesto de acuerdo para pedirme un cigarro. Yo lesbiana dura ¡tapa! A ninguno, menos si era mino…
Parece que todxs lxs que pasaban por allí se habían puesto de acuerdo para pedirme un cigarro. Yo lesbiana dura ¡tapa! A ninguno, menos si era mino…
Pasó un rato y la chela que me tomaba sola en ese puntito solitario de la playa se acababa. De pronto la vi . Fue verla y decir a esta mina si no me pide un cigarro yo se lo ofrezco. Dicho y hecho, la mina no me pidió el cigarro, yo se lo ofrecí. La mina no me pidió cerveza , yo se la ofrecí…Y fue así como iniciamos una conversa de horas y de varias chelitas más…
En la mitad del inicio, pero no del final, me empezó a joder el hecho de sus estadías en Francia, de los cafés, en fin, que Simón de Beauvoir y bla, bla, bla que me dieron la impresión del típico arribismo que muchas lesbianas poseen. Le pregunté algunos detalles que sólo una conocedora podía responder y pasó la prueba.¡Salud por eso!-pensé sólo para mi, hasta que el ruido del sorbeteo que hacía con la botella rompió mi pensamiento…
Cada vez le encontraba los ojos más lindos y seguíamos hablando. No me di cuenta, cuando ya estábamos tomadas de la mano…Cuando tuve conciencia de su mano afilada atrapada entre mis dedos, ella estaba hablando de que era enóloga y que tenía varios departamentos que le había dado su familia y que al día siguiente tendría que hacer unos trámites en el banco con su abogado por el que tenía en ese balneario…Nuevamente la joda(la dominancia cultural, el capitalismo, en fin..) pero como no pretendo casarme con nadie, antes de tirar las preguntas pertinentes, pensé en que mejor era que nos fuéramos a comprar un pisco(lo que significaba a esas alturas, que yo no sólo quería la tomadita de manos, sino que quería brazo, espalda y teta, sólo eso , pues el alma la dejo a un lado para esos encuentros callejeros).
Así fue y en el cuarto sorbo de la pócima cristalina en su más absoluto estado puritano, ya estábamos besándonos como locas…
Todo iba bien si no hubiera alzado su defensa a favor de González Videla. Lo defendió con ahínco, así como yo entré en oposición con ella, colgándome de la imagen de Santa Caffarena. Nos gritamos de todo y yo me fui indignada a la casa pensando en cómo podía haber estado con un monstruo como ella…
Cuando desperté al día siguiente, del puro dolor de cabeza que tenía, de inmediato se me vino su imagen. Comencé a recorrer la noche, encontrándome de frente con una chica de ropa ajada que no coincidía, para nada, con el estilo de vida que me había descrito . No había caído en ese detalle(la verdad es que nunca me fijo mucho en la ropa que llevan lxs otrxs,) y me pareció raro justo en el momento en que volvía a mi memoria su aroma a fogata eterna, lo que me pareció más raro aún.
Recordé un papel en donde me había dado la dirección de su casa y lo rescaté de mi bolsillo. Letras triángulares inscritas con fuerza en el muñón blanco , casi a punto de rasgarlo.
Fui a la dirección que indicaba, probablemente no estaría , pues debía ir al banco con su abogado. Cuando estuve allí, me encontré con un sitio eriazo que tenía escrito en la única muralla que lo cerraba que estaba a la venta. Estaba mirando todo eso cuando ella llegó. Me saludó y me preguntó si se me había pasado, que ella era hermana de Videla, que debía entenderla. Además el abogado nuevamente la había dejado esperando…
Yo no podía creerlo estaba frente a ella De día y la única palabra que la describe claramente es que era una vagabunda.
De noche nunca me di cuenta.
La miré con mis ojos de ciudadana sensible ante la pobreza, pero ella, sensible aún e hilada a este mundo por esa misma sensibilidad me dijo: No me digas que me estás viendo con cara de enamorada!. No seas latera! Te advierto que no soy mujer que se enganche de sus encuentros callejeros..Me gustaste , pero eso es todo…
¿Pasemos al living?- me dijo
La miré asombrada y atravesé el dintel imaginario que me indicaba, para sentarme rauda en los sillones armados de piedras. Allí le pedí que me diera el último beso, beso que fue el inicio de mi puerta a la destrucción de las ideas fijas, de esas ideas que están allí , pese a lo progre, revolucionarias, reflexivas, valientes, inteligentes y mil adjetivos más que nos creamos… En ese beso entendí que la vida a cada rato se nos deja caer encima con sorpresa, como bandada de pájaros y fui feliz , porque había estado atenta y no tuve temor en cruzar el puente que unió su realidad y mi realidad .
Sus ropas ajadas llegaron a vestir con nuevas formas mi vida que de verdad luchó por no instalarse desde otro palco superior, a mirar a esa mujer cuya historia verdadera se perdió entre las motas de memoria que lograba configurar en cada historia y que armaron las historias que de noche salgo a contar vestida de ella, de lesbiana, de anciana y del hombre que no soy y que aún no existe.
Muchas veces me comporto en los espacios que no conozco, como nadie espera que lo haga. Muchas veces me saco los mocos delante de las personas y juego a hacer lulos con el cerumen de mis orejas, muchas otras voy al baño de los hombres y hago pichí tirándome los pedos que correspondan….
Muchxs sin decir nada me encuentran ordinaria, sin darse cuenta que en este prejuicio hay una opresión infinitamente histórica y patriarcal que sutilmente, nos termina construyendo a unxs como normales y a otrxs como anormales, a unxs como decentes y a otrxs como indecentes.
Y me pongo a pensar en la cantidad de personas que me dirán que eso está mal o que no sirve.
(Quién quiera ¡que lo diga! , no me urjo…)
A veces las intervenciones más sutiles o las más asquerosas para lxs otrxs son lxs que logran de verdad cambios radicales. Generalmente no se efectúan y contradictoriamente, son también aquellas, que no se ven a simple vista , pues no son prácticas normalizadas, naturalizadas una y mil veces practicadas y replicadas “y es que se trata de imaginar un mundo en el cual cada mujer sea el genio que presida su propio cuerpo”, como lo diría Rich y “otorgar autenticidad al rebelde, sin que esto signifique hacerlo renunciar a su contracultura, a su ilegalidad y a su contra lenguaje”- como lo diría Kirkwood, por eso seguiré haciendo lo que les digo y lo que no les digo. Seguiré gritando, siendo insolente y no aseguro respetar a quien me respete desde un dogma de disciplinamiento sistémico…
Seguiré rescatando las sutilezas que construirán el día a día, la calle y el mañana en donde hayan muchas Guillermas1, que pueden ser y llegar a transformarse en el amor de cualquiera de las lesbianas que leen este cuento y que pueden haber llegado a pensar: ¡Qué cuática la tipa esta, se metió con una vagabunda! ¡Guaaaa!
Surge la pregunta, entonces
¿Por qué no?
Justo cuando llega el final de este cuento con derecho a la invención de otro final.
1.- Vagabundx sin sexo que conocí hace muchos años en el balneario de San Sebastián. Sigo encantándome cuando recuerdo lo sucedido.