…En esta misma línea se muestran los precursores de la Medicina Legal Chilena. El profesor chileno Federico Puga Borne, en su compendio de Medicina Legal, se apoya en Tardieu, para la definición de la tipología del sodomita, definiendo los tres rasgos principales, que les caracterizan, “Los individuos entregados a este vicio presentan casi siempre y muestran sus señales. Cabellos encrespados, mejillas pintadas, cuello descubierto, talle apretado, los dedos y vestidos cubiertos de alhajas, toda la persona perfumada
Investigación inédita.
Por Leonardo Fernández, Historiador.
Durante los primeros años de la Republica, en el ámbito de la medicina, permanecieron funcionando las antiguas instituciones españolas. Era el Protomedicato y la Junta de Vacunas y de Higiene, quienes regulaban el ejercicio de la medicina en nuestro país. La Escuela de Medicina y Cirugía, unificadas durante la década de 1830 a 1840, eran instituciones nuevas que marcan un periodo de transición de la Colonia a la Republica[1].
La medicina legal en el siglo XIX, no era enseñada como una disciplina en las escuelas de medicina, era una tarea más de los medico cirujanos. Esta rama de la ciencia médica solo comenzó a enseñarse científicamente en la universidad a inicios del siglo XX. Aun cuando la ciencia no estaba configurada como tal en Chile, la medicina legal fue tomando forma en la medida que otras ramas de las ciencias se fueron desarrollando. La criminología, psiquiatría, morfología criminal, fisiología, medicina y el derecho, confluyeron en este particular oficio.
En el Chile del siglo XIX era el medico de turno, nombrado por los tribunales, quien debía pronunciarse acerca de las materias consultadas por estos. La justicia se apoyaba en la medicina legal, como elemento de prueba en sus dictámenes. Especialmente en los casos de sodomía esta disciplina era fundamental. Sin ella no podía comprobarse la conclusión sodomítica.
La medicina legal, en sus tratados para la instrucción de médicos en nuestro país en el conocimiento del cuerpo sodomítico estaba muy influida por las concepciones médicas europeas. Especial influencia recibía de las ideas francesas. Uno de los médicos que más influyo en este ámbito fue el medico Ambrosie Tardieu. En una publicación de 1857, el doctor Tardieu buscó definir los rasgos, las costumbres y las agrupaciones que distinguen a los sodomitas[2]. El conocimiento aportado por el profesor Tardieu solo parece haber sistematizado viejas prácticas protomedicas, por lo demás ampliamente conocidas en el Chile colonial y aplicada en el conocimiento del cuerpo de los sodomitas, como es el caso presentado ante la Real Audiencia de Santiago en el caso contra el oidor Manuel de León Escobar. En este proceso se encarga a los bachiller Antonio de Arriagada y Francisco Mauro “… que reconocieran los basos traseros e intestinos de los dichos Joan mulato, Miguel negro y Pedro negro. con la diligencia que hicieron con una vela se sebo… y declaren de que manera hallaron los dichos basos y si estaban corrompidos y relajados con señales de haberse usado para el pecado nefando…”[3].
Lo anterior muestra que al menos doscientos años antes de la famosa trilogía del Profesor Tardieu ya era posible develar el cuerpo de un sodomita. Del mismo modo en el siglo I Marcial, en sus epigramas manifiesta el conocimiento de esta característica[4] y esto también debe haberlo sabido Sinistrari, que se ocupa en su tratado de la sodomía en la mujer, mucho más difícil de detectar y de ocultar. Los doctores renacentistas estaban en conocimiento de este impedimento, es por ello que se esforzaron en los estudios referidos al tema. Sin embargo, Sinistrari revisando a numerosos autores declara que la sodomía en la mujer es posible, aun cuando no este implicado el miembro viril masculino, puesto que las tribadista producto de la excitación y la constante introducción de los dedos en la vagina, provocaban la inflamación del clítoris, dándose el caso de alguna que tenía el clítoris del tamaño del pescuezo de un ganso[5].
Casos de Sodomía entre mujeres no han sido detectados en la documentación Judicial chilena hasta el momento. Es quizá por ello que el legislador no incluyo esta variante de los delitos sexuales en la legislación penal aun cuando conocimiento medico al menos lo insinuaba. Por lo anterior la medicina legal tampoco incluyo entre sus puntos de interés la investigación de las características físico anatómicas de las mujeres que cometían sodomía.
En este punto es posible comenzar a detectar una mayor invisibilización de la mujer. El Interés medico en Chile las tuvo presente mas como raresas[6] medicas que como interés científico, generalmente aparecen el la sección de curiosidades medicas.
Pienso que la ausencia de preocupación por la sodomía femenina, mas que obedecer a un desprecio por la mujer en tanto sujeto, lo es, por que en estas relaciones no se pone en peligro el elemento dominante en la sociedad, no ofende lo masculino, son a lo sumo acto de molicie, mas objeto de estudio de la psiquiatría que del derecho positivo.
Esto queda claro en una somera revisión de textos antiguos, desde la Ley Mosaica, a las cartas de San Pablo a los Romanos, desde la Patristica católica al derecho Visigodo. Desde el renacimiento europeo al descubrimiento y conquista de América, desde las pragmáticas de Isabel la Católica a la Medicina legal, el elemento siempre es el mismo. Si se quemo en la hoguera a los travestís indígenas y españoles, negros, mulatos y zambos, no fue por usar disfraces, fue porque con su actitud de igualarse a una mujer mancillaban la dignidad de lo masculino. Es por ello que se ha prestado poca atención a las prácticas sexuales entre mujeres, es porque solo son, mujeres.
En esta misma línea se muestran los precursores de la Medicina Legal Chilena. El profesor chileno Federico Puga Borne, en su compendio[7] de Medicina Legal, se apoya en Tardieu, para la definición de la tipología del sodomita, definiendo los tres rasgos principales, que les caracterizan, “Los individuos entregados a este vicio presentan casi siempre muestran sus señales. Cabellos encrespados, mejillas pintadas, cuello descubierto, talle apretado, los dedos y vestidos cubiertos de alhajas, toda la persona perfumada, dan a la fisonomía de estos individuos un carácter sospechoso”[8]. Todo esto para el reconocimiento exterior, además de la falta de pilosidad que posteriormente agregaron otros facultativos.
Respecto de los signos más locales de los sodomitas pasivos, se encuentra el ano infundibuliforme, “el aflojamiento de las nalgas que adquieren una forma de cucurucho con el orificio dilatado y colocado profundamente como embudo” reconociendo que“algunos legistas pretenden que este signo no es importante, porque no se presenta en la mayoría de los casos…Tardieu lo pudo comprobar en 174 de 197 casos”. Otras características serán la relajación del esfínter, la desaparición de los pliegues, excrecencias y vegetaciones (condilomas), engrosamiento de la mucosa, fisuras y hemorroides. Para la medicina legal, el sodomita activo posee características peculiares consistentes “en una gracilidad especial del miembro viril, en un adelgazamiento progresivo que da al pene de los sodomitas una forma puntiaguda y afilada que recuerda la disposición del órgano de los perros. Tardieu que ha hecho notar estos signos, habla también de una prolongación desmesurada del glande y de un cambio de dirección del meato, de tal suerte que el pene ha sufrido una verdadera torsión”[9].
El profesor Puga Borne, no menciona en su tratado a las mujeres y esto resulta lógico, dado lo complejo que resultaría determinar la sodomía femenina y sus grados, al mismo tiempo que la legislación positiva había vaciado de contenidos el concepto de sodomía dejando de lado todos aquellos elementos antes contenidos, como la bestialidad o zoofilia, introducción del pené por el ano de una mujer, necrofilia, y las relaciones sexuales de cualquier tipo con judío o judía, acotándolo solo a las relaciones sexuales anales entre hombres y para los casos de corrupción de menores.
La medicina legal tendrá por misión en adelante develar el cuerpo homosexual, habrá de usar la ciencia para detectar al enfermo criminal, al desviado social, buscando signos, objetivándolo, muy de la mano de la antropometría criminal, la psiquiatría, y la recién estrenada Higiene y eugenesia social propia del espíritu positivo de la época. Lo que otrora estaba calificado como el más abominable de los delicta canis, solo comparable al regicidio, el delito que no se nombraba, sodomítico, nefando. Un pecado atroz castigado hasta fines del siglo XVIII con las más atroces penas incluida la pena efectiva de la hoguera. Para la segunda mitad del siglo XIX aun se castiga de comprobarse el delito de sodomía con pena de muerte, aun cuando no se haya hecho efectiva. Es en este periodo cuando se da la aparición de la homosexualidad y la sodomía de ser un delito pecado un acto delictual que ofendía las leyes humanas y divinas poco a poco va sufriendo una metamorfosis y se transforma en una peculiar categoría, un delito delito enfermedad.
La ciencia decimonónica ve en la homosexualidad un problema no solo del individuo, sino una cuestión social. Con su espíritu diseccionista y taxonómico, la ciencia es capaz de separar tempranamente sodomía de homosexualidad, aun cuando este concepto recién se comienza a usar en la segunda mitad del siglo XIX en el ámbito intelectual europeo. Lo que fue acuñado para designar un estado psíquico, inherente a ciertos individuos, un elemento constituyente de su personalidad, pronto es resignificado hacia la enfermedad mental, será la inversión sexual, estado intersexual, la anormalidad en libertad. La homosexualidad será a la psiquiatría y el psicoanálisis, lo que la sodomía al derecho y la medicina legal durante el siglo XX.
A estas alturas del siglo, la palabra homosexualidad era ampliamente considerada por los tratadistas europeos, en Chile aun no se lee en los tratados ninguna referencia al concepto. Solo en las primeras décadas del siglo XX el concepto se ira incorporando poco a poco al léxico medico legal asociado con el psicoanálisis en el marco del delito enfermedad.
Los temas de sodomía y homosexualidad también entraron en el ámbito de la medicina social. Los teóricos, médicos legistas, antropólogos, sociólogos y psiquiatras, intentaran y con buen éxito la objetivación no solo del cuerpo del individuo sino que de la sociedad. Los higienistas sociales ven la colectividad humana por analogía a un cuerpo que también es susceptible de contraer enfermedades altamente contagiosas tal como en el siglo XVII denunciara el Padre Rosales[10].
La homosexualidad se transforma en una enfermedad que puede atacar a algunas personas que nacen con ella y que las compele a cometer un abominable delito, este delito enfermedad a su vez es altamente contagioso, de no ser controlado y reprimido puede contagiar al cuerpo social. Desde esta particular analogía los temas de salubridad, comenzaron a abarcar el más amplio espectro del quehacer médico. Pascual Loza[11], después de un detallado cuadro estadístico de las enfermedades ocurridas durante su permanencia a bordo del blindado Blanco Encalada solo menciona, en el desarrollo de su tesis, que “por último decir algunas palabras acerca de cierto hábito secreto y vergonzoso que en algunos buques ha llegado a ser una verdadera plaga: me refiero especialmente a la pederastia, que debilita y envilece la naturaleza del individuo que deben conservarse fuertes para desempeñar las duras tareas de a bordo” [12]. Esto es parte de la mentalidad de la época, considerar a las prácticas homosexuales altamente contagias, especialmente en lugares donde los hombres no tienen posibilidades de tener contacto sexual con mujeres. Basta con que se presente un caso y que este no sea castigado para que la plaga se desate, entre los elementos causales de estos estragos, nuestro autor continua.
“Me he convencido de que la causa que mayor influencia tiene en este atentado es la admisión de niños a bordo especialmente al contacto de estos con individuos de estas costumbres deplorables y que ejercen cierto dominio sobre aquellos. El mayor numero de casos de pederastia, ha sido observado entre los timoneles y los muchachos encargados de ayudarles en las tareas[13].
Esta vieja practica ya la hemos visto desarrollarse, la practica sexual entre varones en los barcos es tan antigua como la navegación. En el fondo no es mas que un cambio de ámbito mas o menos favorable al contacto entre hombres, pero que, para este caso esta detonada entre otros elemento por las malas costumbres de los individuos de abordo y por la presencia de muchachos muchas veces adolescentes embarcados y que eran usados para determinados servicios en su proceso de aprendizaje de la profesión por ello que para el autor
Es necesario impedir que vicios de esta naturaleza sigan desarrollándose en nuestra escuadra; las duras formas con que se castiga al pederasta ha sido importante para impedir el mal. Creo que la única medida eficaz consiste en no admitir niños en la escuadra, que en realidad no hacen falta alguna, pues sus servicios pueden ser desempeñados por los marineros. Y en caso de creer conveniente su admisión a bordo mantenerlos completamente separados de los marineros y hacerles dormir en un lugar que sea fácilmente vigilado por el oficial de guardia”[14]
Este tipo de consejos será un elemento común en los intentos de impedir las practicas homosexuales a bordo, pero claro está, previene un tipo de contacto, con los mas jóvenes, pero ello no impide que se den entre los adultos embarcados. Como es el caso presentado a bordo de la corbeta Esmeralda[15], en donde Arturo Prat actuó como juez de la causa, y en donde además es posible determinar las culpabilidades a partir no solo de las declaraciones de los inculpados sino que resulta determinante el informe del medico de a bordo que examino los órganos genitales de los acusados. También a bordo de una nave de la armada fue pesquisado un caso emblemático para esta historia que sentencio al inculpado a pena de muerte en las postrimerías del siglo XIX. Como mas arriba he señalado los casos son muchos, los mencionados son solo para ilustrar la persistencia de las prácticas, sin que medida alguna pueda impedir que estas se lleven a efecto.
A la Medicina legal y social no le preocupa solo las cosas que ocurren con el individuo, es necesario cuidar el cuerpo social así como precaverlo de todos los males que le amenazan, así en los barcos, cárceles[16], internados[17] y seminarios[18], también en solitario[19].
Los métodos de prevención son de lo mas variado, desde aquellos de no llevar niños en los barcos, o mantener la luces encendidas durante la noche en los internados con constantes rondas del vigilante, celdas separadas en las cárceles, ejercicios mentales distractores para evitar la masturbación y el deseo sexual a aquellas recomendadas en los seminarios jesuitas. Sin embargo, el mal seguía creciendo, en las instituciones antes nombradas, así como en la sociedad toda, por ello se hacia necesaria una labor eficaz de la justicia asesorada por medicina legal para detectar y castigar el delito así como la psiquiatría para explicarlo. Estos elementos estarán presentes durante todo el siglo XX, solo en la década de 1970 la homosexualidad será eliminada del listado internacional de enfermedades mentales, en Chile la practica continuara con otras variables. En el ámbito del derecho solo dos décadas después será reformado en Código Penal eliminando la penalización de la sodomía tipificada en el articulo 365 del mencionado Código, sin que ello haya implicado abandonar del todo la persecución, puesto que sobrevivieron otros artículos del Código Penal mediante los cuales el hostigamiento continuara.