Hoy 20 de noviembre, recordamos a todas las personas asesinadas por la violencia transfóbica en el mundo. Este día surge producto del crimen de odio que cobró la vida de Rita Hester, mujer transgénero afroamericana, asesinada en Boston en noviembre de 1998. La muerte de Rita nunca fue resuelta por parte de los organismos encargados de “brindar justicia”. Este es el cruel panorama que sigue afectando a la comunidad transgénero en todo el mundo. La mayoría de asesinatos contra personas trans nunca son resueltos, ni se condena a los culpables.
En Chile, los casos de asesinatos contra personas trans y ataques de odio, siguen ocurriendo, en un contexto de marginalidad social y poco interés por parte de las autoridades para encontrar culpables o implementar medidas de prevención de la violencia transfóbica, que sean eficaces y adecuadas a esta realidad. ¿Qué pasó con los que golpearon brutalmente a Sandy Iturra en 2011? ¿O el resto de ataques transfóbicos ocurridos en la Quinta Región? ¿Qué pasó con los que le dispararon a Martina Orellana el 2012?
Este día recordamos a Viviana Cuevas, Graciela Carrasco, Moira Donaire, Gabriela Albornoz, Cinthia Gonzalez, Amanda Jofré y todas las otras que ni siquiera fueron identificadas, porque este país ni siquiera reconoce la identidad de género.
La violencia estructural, que niega la identidad de género de las personas trans, reduciéndola en la mayoría de los casos a un trastorno mental, inicia en la infancia, con familiares que intentan arbitraria y violentamente, obligarnos a vivir de acuerdo a sus concepciones del género y la sexualidad, intentando controlar desde la ropa que usamos hasta nuestra forma de caminar o los juguetes con que jugamos. Esta violencia continúa en la etapa escolar, con directores y profesores que no entienden ni aceptan que sus alumnos puedan decidir cómo quieren ser llamados en la lista de clases o qué uniforme utilizar, obstaculizando el ejercicio al derecho de la educación. Finalmente llegamos a ser personas adultas que hemos recibido años de violencia de género y cuestionamientos constantes a nuestra identidad y expresión de género.
En este contexto de violencia sistemática, muchas personas trans deben escapar de las instituciones que deberían protegerlas, como son la familia y las escuelas, llegando a una marginalidad social que no permite posibilidades de desarrollo laboral o educativo.
El primer paso para terminar con esa violencia, es nombrarla, evidenciarla, saber dónde está, cómo actúa y sobretodo dejar de justificarla. Los discursos negativos sobre las personas trans, incluidos los de la psicopatologización de nuestras identidades de género, no son inocuos, todo lo contrario, tienen consecuencias reales y concretas, ataques y asesinatos por odio y prejuicios motivados por esos mismos discursos.
Este día de la remembranza trans, también se encuentra con la tramitación de la Ley de Identidad de Género, donde los grupos trans estamos demandando un cambio efectivo a los procedimientos legales para el reconocimiento y protección de la identidad de género. Procedimiento que actualmente se encuentra totalmente judicializado y es muy poco accesible a las personas trans que lo necesitan. Requerimos con urgencia un trámite simple ante el registro civil, accesible a todas las personas que hoy en día no tenemos una cédula que nos identifique con nuestra identidad de género y sin la cual no podemos ejercer derechos básicos como estudiar o trabajar, manteniendo el círculo de la marginalidad social que nos ha afectado históricamente.
Convocamos a recordar a las personas trans asesinadas en Chile, este lunes 24 de noviembre, en el marco de la conmemoración de los 12 años de la muerte de Amanda Jofré, con una velatón que se realizará en Av. Providencia con Condell a las 20:30 hrs.
#Fuerza Trans: Coalición de organizaciones por los derechos humanos de las personas trans en Chile – OTD, Mums, Fundación Iguales, Fundación Savia, Movilh y Sindicato Amanda Jofré.