Por Jorge Jiménez, Coordinador MUMS Quinta Región
Publicado en El Siglo / 4 de septiembre de 2018
Chile hoy atraviesa una decisión que es fundamental para poder cambiar parte de esta institucionalidad machista y poder estipular un nuevo trato con las personas trans.
Vivimos en un país que es profundamente conservador, que desde la instauración (a través de la fuerza) del modelo neoliberal, éste ha permeado a todo el sistema institucional con valores y principios propios del capitalismo. En este sentido, es que hemos podido ver como siempre es el pueblo, quien sufre y es oprimido día a día por estas “normas”, en todos los espacios de la sociedad.
En este sentido, dentro del pueblo, se vive más de una opresión. No es sólo la de clase, sino que también la de género, la de la heterosexualidad obligatoria y así mismo, la de la identidad (entre otras, claro está). Y dentro de este pueblo, es que están aquellas personas con identidades trans, que sufren día a día la discriminación de parte de una institucionalidad machista, desde ir al consultorio de la población, hasta al acceso a la educación y empleo.
Chile hoy atraviesa una decisión que es fundamental para poder cambiar parte de esta institucionalidad machista y poder estipular un nuevo trato con las personas trans. La identidad debe ser un derecho, que debe ser respetado transversalmente. La aprobación de una Ley de Identidad de Género, nos permitiría dejar (al menos un poco) atrás el conservadurismo que nos rige, permitiría darle la oportunidad a niñes trans de no seguir repitiendo la historia, permitiría a la sociedad poder mirarse a los ojos y tener una convivencia sana y que respete a todes por igual.
Nuestro país necesita la aprobación de la Ley de identidad de género, para no seguir sistematizando la segregación como política pública. Necesitamos, para dignificar la vida de nuestro pueblo, esta Ley, que reconozca que la identidad de las personas no depende de sus genitales.
Pero aun así, sabemos que este no es el final de la lucha, aun necesitamos educación no sexista en el aula, para cambiar los paradigmas que establece la educación de nuestro país, como también poder avanzar en el cupo laboral trans, para poder garantizar un espacio en el mundo laboral a todas aquellas personas que se han visto excluidas históricamente, además de contar con una nueva institucionalidad antidiscriminación, que nos permita exigir el derecho de vivir en paz, sin odio y sin violencia.
De esta manera, la lucha por la identidad, también es parte de la lucha de clases, parte de la lucha por la liberación de las personas, ante un modelo perverso, que busca hegemonizar a la sociedad a través de la cultura, la educación y los medios de comunicación. Esta lucha, que se viene acarreando de hace muchos años, es parte de la lucha por la dignidad para nuestro pueblo, en particular, nuestres compañeres trans.