Nina Soto Espinoza, encargada del área trans de MUMS Valparaíso.
En un día tan importante como hoy, se me hace urgente visibilizar lo que muches de nosotres vivimos día a día, aquello que nos hace daño y nadie parece notarlo. En una sociedad machista y heteronormada ser una misma es tan difícil, pero sabes que es la única opción para ser feliz en tu propio cuerpo, en tu propia mente. Sentir que la gente no te entiende y no te toma enserio, es un dolor que no tiene consuelo, un dolor que muchas veces se convierte en llanto, un llanto que se evapora, y se olvida como el tiempo. La sociedad nos niega la educación, la salud, el trabajo, entre otros derechos que deberían estar garantizados para todes, sin excepción.
Salir a la calle y verte como quieras, es un acto político, una batalla constante con aquellas personas que no le sueltan la mano a los discursos transfóbicos que se han ido reproduciendo históricamente. Gente que se siente con el derecho de juzgarnos, como un Dios que nos mira de lo alto, como santos encubiertos. Te hablan del género como si no existiera el pasado, uno que hizo del género algo binario, e impuso reglas que como cualquier egoísta, se beneficia a si mismo. En Chile no es fácil ser trans, pero no es imposible, porque existimos, resistimos y nos verán siempre, alzando las voces, creyendo en nosotres mismes, apoyándonos como comunidad, luchando por una vida digna, una dignidad que se haga realidad todos los días del año.
Muchas de nuestras compañeras y compañeros ya no están con nosotres, pero sabemos que lo dieron todo por ser felices, por ser quienes siempre soñaron, gracias por todo, gracias por hacer de nosotres una comunidad, siempre estarán en nuestros recuerdos.
Arriba compañeres, que nuestras palabras se tiñan de rosa, blanco y azul, que nuestros cuerpos sean sinónimo de liberación, y que nuestra fuerza sea eterna, como ave que a pesar de la lluvia, vuela hasta que el sol se le asiente en sus alas, y refleje sus colores, nido del verdadero amor.