En Chile la epidemia de VIH presenta una alta concentración en hombres gays y otros hombres que tiene sexo hombres (HSH), la prevalencia estimada por ONUSIDA es del 15 y el único estudio existente indica que la cifra llega a 21 /100.000, lo cual deja la prevalencia en hombres gays y otros HSH muy por encima de la población general que es de 0,03 y del grupo que le sigue; las trabajadoras sexuales con 0,61, en pocas palabras la diferencia es abismal. La mortalidad el VIH/SIAD se mantiene en un tasa de 2,7 al año, lamentablemente el MINSAL no ha publicado el número de muertes por VIH/SIDA hace varios años, pero al hacer el cálculo se puede estimar cerca de 400 personas al año. A todo esto lo más preocupante, la incidencia, es decir los nuevos casos no están bajando, al contrario, en los últimos años se observa un aumento de casos de una tasa histórica en torno al 5 cada cien mil pasamos a una tasa en el 2011 de 9,6 y en 2012 de 8,6 por cien mil habitantes, en especial entre los más jóvenes, el grupo 20-29 que ahora ocupa el primer lugar en adquisición del virus.
Hay varios elementos que pueden explicar esta situación, sin embargo, en lo concreto podemos señalar dos como las principales. En primer lugar una homofobia generalizada que impide el avance de los proyectos de prevención y de acciones contra la epidemia, y por otro parte la falta de políticas que respondan con fuerza a la epidemia. En resumen la homofobia es el motor de la Epidemia.
• En Chile la homofobia es muy fuerte, si bien hemos avanzado en lo políticamente correcto y nos limitamos en nuestras expresiones visibles en términos de amplitud y tolerancia, al hacer una mirada un poco más profunda nos dice otra cosa. La percepción existente en las personas Gays, lesbianas o trans indican que más del 80% que han sido discriminadas (MUMS/UCN), junto a ello las cifras de apoyo al reconocimiento de parejas se mantiene cerca del 40% (UDP; INDH).
• Otra cifra preocupante está en representación pública de la diversidad sexual, en política casi no existe participación GLBT, sólo tenemos un parlamentario reconocido como gay ( 0,83 % en diputados), pero no habla del tema. Si analizamos la participación GLBT en otros cargos como los Acaldes y Concejales la representación es mucho menor, en definitiva el acceso a la representación política se nos hace mucho más difícil a los GLBT.
• Si revisamos la estructura gubernamental que da respuesta contra la discriminación y que promueve la tolerancia encontramos un pobre panorama. La lucha contra la Discriminación es un huérfano dentro del Estado, no hay un ente potente que regule e impulse estos procesos dispersos en SEGEGOB, MIN. Justicia o el Ministerio de Salud, en todos se menciona y se elabora frente al tema, pero de respuesta real, con indicadores y presupuestos reales no tenemos nada.
• La Ley contra la Discriminación, la 20.609 es una ley muy limitada, de compleja aplicación en la mayoría de los casos de discriminación. Basta ver la estadística sobre el uso de la misma, prácticamente no existen sentencias que muestren un uso y aplicación masiva de las personas discriminadas por distintas causas. Este elemento dificulta la protección de las personas por su orientación sexual y muy especialmente a las personas que viven con VIH, los cuales sufren grandes discriminaciones en distintos aspectos, incluso dentro de la propia población gay y en otros hombres que tiene sexo con hombres.
• En Chile según el Reporte país 2014, sólo se invierte un 18% en prevención del VIH, es decir, trabajar para que las personas no adquieran el virus, lo cual es el objetivo a largo plazo para acabar con la epidemia. Todo el resto del presupuesto es tratamiento a las personas que ya tiene el virus, eso se entiende que es llegar tarde, cuando las personas ya adquirieron el virus para el resto de su vida.
• Un claro ejemplo de esto lo podemos dar con la Región Metropolitana. La RM dispone de 33 millones para proyectos de prevención focalizada, sin hacemos el cálculo por persona, tenemos un total 33 millones para 6.061.185 millones de habitantes, es decir 5,4 pesos por persona para hacer prevención lo cual obviamente resulta insuficiente en una Región que concentra una alta tasa de casos.
• A pesar que la epidemia es masculina, centrada en hombres gays y otros hombres, sólo el 22% de los varones se han realizado el examen el último año, versus el 47% de la las mujeres, lo cual es totalmente contradictorio si queremos tener un diagnóstico temprano y tratamiento oportuno. Acá se anota otro fracaso, dado que se debía mejorar la cantidad de exámenes entre los realmente afectados y el tratamiento oportuno a los afectados, el problema es que no se está llegando a las poblaciones que se debe.
• Una de las dificultades principales en el tema del VIH es que el examen está radicado principalmente en la atención primaria (APS), la cual fundamentalmente atiende a mujeres y niños, los varones jóvenes representan un porcentaje muy bajo de los usuarios de la atención primaria. Esta situación dificulta dos cosas, la realización del examen por su complejo acceso, y la entrega de preservativos, la cual se realiza en un porcentaje mínimo en estos establecimientos, siendo uno de los indicadores negativos que tiene el país.
Los elementos urgentes que no se han resuelto
1. El primer problema es el bajo presupuesto para prevención del virus, el mismo se ejecuta mediante la Respuesta Regional Integrada (RRI) de responsabilidad de las SEREMI de cada Región, sin embargo, el presupuesto es muy bajo, a ello se suman dificultades de focalización en algunas SEREMIS en la focalización debida en las poblaciones de mayor riesgo. Se requiere elevar muy sustancialmente el presupuesto para la RRI, sólo eso permite llegar más a las poblaciones afectadas y focalizar adecuadamente.
2. Vinculado al tema anterior está el fracaso en los indicadores vinculados al uso del preservativo, en la población de mayor riesgo sólo el 54 % declaró usar preservativo en su último coito anal según el estudio CHIPREV, la situación se vuelve más grave en el grupo de menores de 24, grupo en el cual baja a menos del 49%. Lo contradictorio es que en varones de población general la cifra llega a 56% lo cual en todo caso no implica un avance contundente en el combate a la epidemia. Es necesario entonces reforzar la promoción del preservativo, en especial entre los HSH, grupos trans y los más jóvenes.
3. Un punto grave dentro de la prevención es el acceso al examen, como ya dijimos el mismo está centrado en la atención primaria, lugar en el cual no existe facilidad de acceso para los varones jóvenes y presenta dificultades burocráticas y de atención, todas las cifras muestran el fracaso en la oferta del examen, por ello urge establecer cambios en la forma de aplicar el examen, disminuyendo la burocracia o externalizando el testeo.
4. El testeo del VIH no sólo es complejo en el acceso, además es lento y complejo ya que el algoritmo de detección ( esquema de confirmación) es muy antiguo y centralizado. El ISP en Santiago se hace cargo de todos los exámenes del país, lo que hace el proceso de confirmación muy lento, además las técnicas usadas son antiguas, no han incorporadas nuevas tecnologías como los test rápidos. Es imprescindible descentralizar e introducir nueva técnicas de detección que son más baratas y rápidas.
5. Finalmente se requiere abordar el tema de la homofobia presente, y en especial el estigma contra las personas que viven con VIH. Hasta ahora no se ha trabajado el tema de eliminación del estigma a las personas que viven con VIH, al contrario es existe una conducta de evasión del tema, parece que la política es no hablar del tema, como si ello sirviera de algo, lo complicado de todo esto es que la conducta evasiva se observa dentro de la propia población de gays, trans y otros hombres que tiene sexo con hombres. Es imprescindible que se realice un trabajo consistente en materia de no discriminación, sin ello el tabú sobre el VIH no se disipará.