Por Víctor Hugo Robles / Periodista y activista LGTB, conocido como El Che de los Gays www.elchedelosgays.blogspot.com
“Yo estoy por la libertad sexual, compañero”, me dijo el presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, cuando el pasado 10 de noviembre de 2007, visitó la Universidad de Arte y Ciencias Sociales ARCIS, convocado a recibir un Doctorado Honoris Causae en Ciencias Sociales y Políticas, otorgado por la progresista casa de estudios superiores. En medio de bronceados escoltas presidenciales y un sin número de periodistas locales y extranjeros, tuve la histórica oportunidad de entablar una pequeña, pero significativa conversación con el indómito líder de la revolución bolivariana. La conmoción internacional en ese minuto no era menor, la prensa arribó ardua e inquisitiva buscando alguna reacción de Chávez frente a la inédita controversia con Juan Carlos de Borbón en la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado acontecida en Santiago de Chile. En medio de todos los Jefes de Gobiernos Iberoamericanos, transmitido en directo por los canales de la televisión nacional e internacional, el Rey de España olvidó que en Chile no existen majestades y ordenó a un impetuoso Hugo Chávez guardar silencio sólo por decir una verdad indesmentible, que el ex presidente de España, José María Aznar, es un fascista de tomo y lomo. Sorpresivamente, el Rey de España ordenó silencio y mutismo presidencial que, por cierto, Hugo Chávez, fiel a su estirpe independiente, jamás acató, ni disimuló siquiera.
En pleno jaque al Rey, Hugo Chávez llegó radiante a UARCIS para recibir su reconocimiento, siendo recibido por autoridades, académicos, estudiantes y militantes de la izquierda criolla. Y ahí estaba yo, esperando con mi boina estrellada tipo Che Guevara, solidarizando con el líder bolivariano y con los pueblos originarios que resistieron la ocupación y el despojo del imperio español. Entonces, acercándome al presidente Chávez atiné a darle mis manos y decirle que le llevaba un cariñoso saludo de los homosexuales, lesbianas y travestis antifascistas de Chile que desean ¡¡¡MUERTE AL REY!!! En ese minuto y frente a mi antimonárquico magnicidio, Hugo Chávez retrocedió sorprendido, señalando que él deseaba vida para los pueblos latinoamericanos. No conforme con sus diplomáticas palabras latinoamericanistas, insistí en la muerte de las monarquías y le señalé que mis expresiones eran los deseos no sólo míos, sino de El Che de los Gays. Hugo Chávez sonrió frente a mi loca metáfora revolucionaria de un contemporáneo Che Guevara homosexual, declarando su apoyo a la liberación sexual.