Por ILGA / www.ilga.org / mayo 2009
ILGA, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex, publica la tercera edición de su informe sobre la homofobia de Estado que se basa en la investigación de Daniel Ottosson. Este informe es una compilación de la legislación que tipifica como delito los actos sexuales consensuales y realizados en privado entre personas del mismo sexo que han alcanzado la edad de consentimiento*.
Con Panamá que dejó de condenar la homosexualidad en el 2008 y con Burundi, que por primera vez en la historia, condena la homosexualidad en el 2009, en la actualidad son 80 los países en todo el mundo que tienen leyes homófobas promovidas por el Estado: 72 países y 3 entidades (la Chipre turca, Gaza y las Islas de Cook) castigan a los adultos que consienten con la prisión, mientras que 5 países (Irán, Mauritania, Arabia Saudí, Sudán, Yemen y zonas de Nigeria y Somalia) los castigan con la pena de muerte.
Gloria Careaga, co-secretaria general de ILGA:
«La homofobia es el miedo, aversión, o la discriminación de la homosexualidad o los homosexuales. Es el odio, la hostilidad o la desaprobación de las personas homosexuales. Al tiempo que es atroz y peligrosa, y en ocasiones letal, convierte la vida de lesbianas, gays, bisexuales, trans o intersex (LGBTI) en un infierno, lo que los conduce con frecuencia a un sentimiento devastador de inseguridad incluso en el seno familiar. La homofobia es incluso más brutal y peligrosa, y de nuevo letal, cuando se encuentra en los mismos textos legales. Cuando la discriminación y el odio se consagran en leyes destinadas a organizar la vida de una sociedad a través de ese pacto social que representa un Estado, la persona homosexual sabe que no hay a dónde dirigirse para pedir ayuda. La idea de que un Estado apruebe, sancione y fomente estas prácticas, sobre todo cuando este mismo Estado proclama su respeto por los principios de la Declaración de los Derechos Humanos, es inaceptable.»
Renato Sabbadini, Co-secretario general de ILGA:
«La verdad es que mientras las diferencias en la orientación sexual y la identidad o la expresión de género son con toda probabilidad innatas (¿Quién estaría tan loco como para escoger ser lesbiana en un país extremadamente homófobo?) no se puede decir lo mismo de la homofobia que, con frecuencia, no es sino el resultado de un momento y contexto concretos en la historia; momentos y contextos siempre marcados por una enorme desigualdad entre hombres y mujeres. De hecho, en la raíz de la homofobia, lesbofobia y transfobia yace la creencia de que los hombres y las mujeres no deberían ser iguales, deberían desempeñar papeles incompatibles entre sí y deberían estar confinados dentro de una jerarquía en la que los primeros dominasen a estas últimas».
En un discurso dado en Nueva York el 18 de diciembre de 2008, como ocasión de Ia Declaración de las Naciones Unidas firmada por 66 países de todos los continentes contra la criminalización de la homosexualidad, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, proclamó «hay quienes argumentan que como la orientación sexual o la identidad de género no aparecen mencionadas explícitamente en ninguna de las convenciones o tratados, no habría protección. Mi respuesta es que esta postura no se sostiene desde el punto de vista de la legalidad, lo que se confirma además por la evolución de la jurisprudencia. El principio de universalidad no admite excepciones. Los Derechos Humanos son en verdad inherentes a todo ser humano».
Con este informe, ILGA, una red mundial de grupos nacionales y locales, con más de 700 organizaciones miembros en todos los continentes y representando a 110 países, dedicados a la obtención de derechos iguales para la población lesbiana, gay, bisexual, trans e intersex (LGBTI), quiere nombrar y avergonzar a los Estados que a finales de la década del siglo XXI todavía tratan a los ciudadanos LGBTI como a personas inferiores, que no merecen ser tenidos en cuenta. La poca valía descansa por completo en estos Estados, porque suya es la vergüenza de privar a un número importante de sus ciudadanos de dignidad, respeto y disfrute de derechos iguales.
*No se incluyen las leyes relacionadas con estos actos en público, con personas menores de edad, por la fuerza o por cualquier otro motivo. Ni tampoco se incluyen los países en donde estos actos son legales.
ILGA es la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex. Es una red mundial de grupos nacionales y locales dedicados a la obtención de derechos iguales para la población lesbiana, gay, bisexual, trans e intersex (LGBTI) de cualquier parte del mundo. Fundada en 1978, cuenta en la actualidad con más de 700 organizaciones miembros. Todos los continentes y 110 países se encuentran representados en ella. A día de hoy, ILGA es la única asociación internacional no gubernamental y basada en la comunidad que, como tema global, se concentra en la lucha contra la discriminación por motivos de orientación sexual y de identidad de género.
Para más información sobre la homofobia promovida por el Estado y las legislaciones que afectan a las personas LGBTI, sobre las actividades de ILGA en todo el mundo y en las Naciones Unidas, por favor, pónganse en contacto con: Stephen Barris / ILGA: + 00 32 2 502 24 71