Por Angélica Valderrama / Presidentx de MUMS / 17-12-2009 / La Nación
La semana pasada hemos culminado la primera parte del proceso eleccionario 2009, estamos esperando que se produzca la segunda vuelta para definir quién será el próximo Presidente de Chile. He visto el llamado a votar por uno de los candidatos realizado por un activista homosexual y creo que se hace necesario reflexionar sobre elecciones y diversidad sexual.
Sobre la elección parlamentaria hemos podido observar que se logró el objetivo de quienes promovían un “pacto de no exclusión”, que logra integrar a un sector importante de chilenos que no tenía representación parlamentaria. Habría que preguntarse por el significado de la “no exclusión”, quiénes son los excluidos y quiénes ya no lo son. Cuáles son las condiciones que han generado esta exclusión de los movimientos sociales en el Parlamento o de los dirigentes sindicales. ¿Acaso basta con sumar a algunos a través de pactos? ¿Es requisito que los excluidos no sean tan minoritarios para ser considerados? ¿Cuánto tiempo tendremos que esperar otras minorías? ¿De qué negociaciones dependerá que seamos integrados/as?
Este escenario nos lleva a exigir, a quienes han gobernado y a quienes han sido oposición, la profundización de la democracia. ¿Por qué todavía no se termina con el sistema binominal? Muchos se preguntarán por qué un movimiento de diversidad sexual insiste en la participación política tradicional como línea de incidencia y transformación cultural y social. ¿Por qué hemos decidido llevar candidatos a diputado/as?
Pues déjenme decirles que somos ciudadanos/as, que somos parte del país que acaba de ingresar a la OCDE, entidad que agrupa a países desarrollados desde la economía, el mismo país que posee una desigualdad de ingresos que no sostiene ninguna ética. El mismo país de desigualdades económicas, culturales y sociales.
Todavía se reportan casos de violaciones de los derechos humanos de gays, lesbianas, trans, y no podemos olvidar al pueblo mapuche, entre otros/as. Pero no sólo eso. También se discrimina acordando leyes especiales que otorgan beneficios y no derechos. Se discrimina utilizando la diversidad sexual para captar votos.
Seguramente cuando la sociedad chilena sea más respetuosa de los derechos de todas las personas, independiente de su orientación sexual, identidad de género, color de piel, clases sociales, no será necesario que los movimientos asociados a las luchas identitarias presenten candidatos/as a cargos de representación ciudadana, pero por ahora, cuando los pactos para la no exclusión sólo competen a algunos, se vuelve un imperativo ético necesario presentar nuestras candidaturas, instalar en el debate público los problemas y realidades que otros omiten.
No buscamos integración, nadie podría integrarnos porque somos parte de esta sociedad, buscamos la transformación social y en este punto buscamos ser agentes de cambio social, desde dentro, con los mecanismos de que disponemos, y si no nos gustan buscaremos su modificación, opinando y exigiendo y participando de la vida cívica de este país.